miércoles, 12 de agosto de 2009

Nuestro homenaje

Extractado de Oralsport de Minas
La partida de un crack
A un mes de la muerte de Hugo Viña
En los primeros días del mes de julio dejó de existir en Solís de Mataojo un verdadero crack del fútbol: Hugo Viña. Basado en algunos datos de los colegas de El Tero y los apuntes que tenemos en nuestro poder, vamos a repasar la trayectoria de Hugo Viña.
Es muy importante destacar, que el año pasado, coincidiendo con la afiliación de Solís de Mataojo a la Liga Minuana de Fútbol, se resolvió denominar con el nombre de Hugo Viña al Campeonato Minuano de Primera División, en reconocimiento a este notable deportista solisense. Hugo Viña dio el puntapié inicial del Torneo en el partido inaugural de Solís, ante Nacional, y entregó la Copa una vez finalizado el Campeonato, al capitán de Olimpia campeón Minuano 2008, Gerardo Zeballos, en sus propias manos y con la humildad que lo caracterizaba. Esa humildad que solo tienen los grandes de verdad, que concientes de sus propios brillos se esfuerzan por no opacar a quienes siguen sus derroteros, en este caso en el deporte, para que también puedan lucir con luz propia y abrirse un futuro en la actividad que desarrollan.
Hugo Viña debutó a los 14 años en el Club Lavalleja, con el que más adelante se coronó campeón departamental. Un año después, con apenas 15 años, fue citado a la selección de Lavalleja, en la cual se consagró campeón y goleador del Este. Jugando por la selección, logró el máximo título de artillero en tres temporadas. En una noche inolvidable le marcó cuatro goles a la selección de Cerro Largo. Supo jugar también en la B, en el club Granjeros, con el cual fue campeón y ascendió a la primera categoría. Más adelante pasó al Tabaré de Piriápolis, con el que se consagró campeón departamental de Maldonado. El Danubio Fútbol Club de Montevideo puso los ojos en aquel veloz delantero de Lavalleja, que en cada cuadro que jugaba aportaba una cantidad impresionante de goles y era pieza fundamental de los equipos que integraba, con los cuales casi siempre lograba salir campeón. Jugó cinco años en Danubio, teniendo de compañeros, entre otros inolvidables jugadores, a Brunel, Ghiggia, Salvá, Vladas Douksas y el brasileño Arquem De Melo. En aquellas épocas, en que los títulos se los repartían Peñarol y Nacional, que tenían verdaderas selecciones, Danubio alcanzó el vice campeonato en un Torneo Competencia. En un partido fundamental, contra Peñarol, Hugo Viña marcó los dos goles del empate 2 a 2. Sus lucidas actuaciones despertaron el interés de Flamenco de Río de Janeiro, uno de los cuadros más populares del mundo, pero finalmente el pase no se pudo concretar. En 1967 Hugo se tuvo que operar de una hernia y pasó a Rampla Juniors, club que tenía muchas dificultades económicas, y en el cual estuvo solamente un año. Volvió a Lavalleja de Minas y terminada la temporada fue transferido al club Treinta y Tres de la ciudad homónima. Allí, como no podía ser de otra manera, también fue campeón y goleador. Fue Campeón del Interior con el Club Treinta y Tres, en aquel equipo en el cual jugaban “Colorín” Correa, el “Macaco” Antonio Ubilla, Luis Dávila, Sergio Ramírez, José Dos Díaz, Norberto Aquino, entre otros. La final la jugó ante Estudiantil de Paysandú. En el partido jugado en Treinta y Tres, empataron 1 a 1, marcando el gol Hugo Viña. En la revancha en Paysandú, ganó el equipo olimareño 3 a 2, marcando un gol nuevamente Hugo Viña. Jugó cinco años en el fútbol olimareño. A lo largo de su trayectoria marcó 500 goles. No hace falta agregar mucho más. Se nos ha ido físicamente un verdadero crack. Un hombre respetuoso y ubicado. Un grande de verdad.
Waldemar Martínez (artículo publicado en Diario Primera Página)

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