viernes, 13 de febrero de 2009

NO SABEN CON QUÉ DOLOR
DE ESTA COPA ME DESPIDO
Parafraseando al dúo “Los Olimareños” en esa hermosa canción venezolana que es “Tierra Negra”, le pusimos título a la abrupta eliminación de Treinta y Tres en la 6ª Copa Nacional de Selecciones tras el empate como local ante Maldonado.
Fue la revelación de la primera fase. Acostumbrada a los malos resultados, la selección roja sorprendió a propios y ajenos con un arranque histórico sin precedentes ganando los cuatro primeros partidos del campeonato. Tres años de trabajo con el mismo técnico, con muchos jugadores jóvenes y algunos con experiencia, desplegaron un trabajo ordenado, prolijo y sólido, que le valió los aplausos de la tribuna.
Fue el mejor primero de todas las series y le correspondía jugar con el peor tercero clasificado que en la cancha había sido Batlle y Ordóñez. Sin ofender al elenco del sector interior de Lavalleja, parecía un rival accesible para pasar a las semifinales de la Zona Este. Pero la mala suerte de los rojos quiso que Maldonado ganara “en la liga” los puntos perdidos ante Zona Oeste en el último partido de la serie y desplazara a Batlle de cuartos de final. Y si bien la campaña fernandina había sido muy magra, se trata de una selección con estirpe, con oficio y con mucho respaldo directriz, con gran peso en la interna de la OFI. Y los jugadores sacaron su rebeldía para confirmar en la cancha que estaban para más. Y contra ello jugó un Treinta y Tres poco acostumbrado a los enfrentamientos en que se juega la vida en un ida y vuelta. Y no pudo.
En la ida, en Maldonado, Treinta y Tres no supo plasmar en el marcador la superioridad que tuvo en el primer tiempo y luego de un segundo tiempo en el que Maldonado fue más incisivo, y a los 40 minutos del segundo tiempo, los fernandinos se pusieron en ventaja.
En la revancha, Treinta y Tres volvió a tener un buen primer tiempo del que se retiró en ganancia 1 a 0 gracias a un golazo de Diego Graví. Con ese resultado se iba a penales, pero el excesivo interés en liquidar todo en los 90 hizo que el equipo de desbalanceara y se perdiera tranquilidad. A falta de 10 minutos para el final, Rodrigo Moreira es expulsado tras una dura falta y en el fatídico minuto 40 del segundo tiempo (otra vez), cuando Treinta y Tres arreciaba sobre el área adversaria, un excelente despeje de Marcos Fernández cayó en el área olimareña para que Icasuriaga definiera a un toque cuando el rojo estaba todo arriba.
Castigo a la inexperiencia de estar en estas instancias. Los jugadores de Treinta y Tres ni siquiera pudieron vivir a pleno estas instancias de eliminación a nivel local ya que los play off de la temporada quedaron a mitad de camino. Si en el año no se templa el ánimo para estas instancias, es muy difícil después poder afrontarlas.
Sin embargo quedan cosas positivas: el buen arranque, el ganarle a Melo, el ganar a un copetudo Rocha, el público que acompañó y en buena forma durante todo el torneo.
Es muy difícil luchar contra una historia de derrotas. El próximo sábado 14 se cumplirán 30 años del último campeonato del Este, obtenido justamente contra Maldonado y de visitante. Pero esa es historia de la generación más gloriosa que tuvo el fútbol olimareño: la de los años setenta. Después, sólo fueron escasas las golondrinas que no hicieron verano. Dos vicecampeonatos de zona y punto.
Empezar a transitar la senda del triunfo, en la que llamamos “la Venezuela del Interior” no es fácil. Y no la llamamos así por disminuir a la selección roja, a la que mucho queremos y por la que llevamos 25 años investigando en cuanto lado haya información, sino por la escasez de triunfos, que es un dato de la realidad.. Hay que hacer escuela y hay que aprender de los aciertos y de los errores. Ventaja ha sido poder seguir un proceso a lo largo de tres años, en los que no se pasó vergüenza nunca y se fue siempre de menos a más. De nada valen juicios lapidarios o contundentes para explicar esta eliminación. Hay cosas positivas y hay que apuntarlas y hay fallas, que tienen mucho de historia, de psicología, de carpeta, que hay que anotarlas y tratar de resolverlas.
En un lugar donde se ensalza el canto y la poesía y no se le da valor al trabajo, hay que seguir LABURANDO, luchando como obreros para construir una mejor selección, una que vaya más allá de los tímidos sueños de gloria que nos hemos acostumbrado a tner los aficionados olimareños.
Por Alejandro de León (GIEFI – Treinta y Tres)

1 comentario:

Darìo dijo...

Cuando se comparten 100% análisis como el de Alejandro De León no es necesario agregar más nada. Sólo identificarse plenamente y ya está.
Ojo! El canto y la poesía son también muy valiosos, pero como COMPLEMENTO de una sociedad, no como SU ÚNICA RAZÓN DE SER...