miércoles, 3 de octubre de 2018

"Hablemos de Fulbo".



Por el Profesor Yamandú Sosa.

En primer término debo agradecer al TATO, quien me honra con su confianza y con su amistad, por brindarme este espacio de opinión que, como todas sus construcciones, es una puerta de acceso a multiplicidad de lectores.
Quisiera abrir un espacio de análisis, y, ojalá, de discusión, en cuanto a la integración de los cuerpos técnicos en el fútbol.
Nuestro fútbol, es sabido, disfrutó hasta 1937 de una preponderancia única, histórica e incomparable a nivel internacional.
Luego viene la segunda guerra mundial, la suspensión temporal de las actividades a nivel mundial y el reinicio de 1950. Esa fue  nuestra última gran victoria a ese nivel competitivo.
Si analizamos la estructura con que se armaban y se dirigían los cuadros en todo el primer tramo de éxitos del fútbol uruguayo, encontramos que los roles están difusos. Pesaban muchísimo los dirigentes sumados al capitán en el ensamblado del equipo y la incorporación de jugadores. El armado puntual del mismo, llegado el día y la hora del partido, corría por cuenta del capitán. El peso que tuviese la figura del capitán por encima de la dirigencia estaba determinado por el tipo y  capacidad de liderazgo del mismo. En esta balanza no existían roles predeterminados, cada uno se ganaba lo suyo en el campo mismo de los hechos.

Luego se incorpora el modelo Europeo, en el que el técnico es la cabeza indiscutida del equipo. Como pasa lamentablemente muchas veces en nuestro medio, esto se hizo sin mediar análisis ni discusión. Comenzó por la incorporación de técnicos europeos en equipos nuestros, y por la multiplicidad de libros, cursos y teoría que nos “enseñó” a cambiar la manera de ensamblar nuestros equipos a contrapelo de nuestra cultura. Los cursos de técnico y los preparadores físicos, lamentablemente, se dedicaron mucho más a importar conocimiento que ha producirlo. Salvo rarísimas y honrosas excepciones, como Ondino Viera o el profesor de León, los responsables locales nunca buscaron incorporar los cambios evidentemente necesarios sin perder aquello en que éramos indudablemente superiores. Solamente copiaron y pegaron en nuestro medio el modelo completo. Seguiré, semana a semana, durante un par de artículos, tratando de desarrollar este análisis.

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