lunes, 27 de junio de 2011

Un 27 de junio

A 40 AÑOS DEL TREINTA Y TRES F.C. CAMPEÓN DEL INTERIOR 1971
LA VEZ QUE TODO SE HIZO BIEN
Por Marco Rivero
Nota: Publicado en La Revista, T. y Tres, junio 2011
Escribir sobre el campeonato del interior obtenido por Treinta y Tres Fútbol Club en el año 1971 supone un desafío extra para alguien nacido algunos años después, porque hay que reconstruir todo un contexto que uno no vivió.
Considerar que era otro Uruguay, en el que se resquebrajaba la democracia y, como me dijo uno de los interlocutores para esta nota, “todos nos mirábamos por encima del hombro”. Y era también otro fútbol, uno que -por ejemplo- venía de considerar un mal resultado el cuarto puesto obtenido en el mundial de México un año antes y en el que los jugadores permanecían muchos años en los equipos y no se iban al exterior estando aún en la adolescencia.
Ver ese logro deportivo con una perspectiva diferente, con la distancia que impone el tiempo, 40 años después, ayuda a valorar algunas acciones que fueron la base de esa conquista.
LO PRIMERO: UN OBJETIVO
Aquel Treinta y Tres del ‘71 continúa al proceso de una selección que se hizo con el Campeonato del Este en el ‘70. El pilar de ese combinado que exitosamente dirigiera José Martirena era precisamente el plantel albiceleste.
Sin embargo, quizás viendo una posibilidad histórica y con las condiciones favorables que había dejado ese campeonato obtenido por la selección, la directiva encabezada por el escribano Martín Caballero Quintana hace una apuesta que terminó en la más alta hazañaza lograda por un equipo olimareño, al menos hasta hoy: ser campeones de todo el interior, ganar la Copa El País.
“José (Martirena) Cambió la mentalidad, la forma de entrenar, practicar de mañana y de tarde, lloviendo, como fuera”, recuerda el popular Colorín Julio Correa, mientras dejaba de atender a su nieta unos minutos para hacer la entrevista.
Así salen a buscar las piezas necesarias para completar esa buena base –que el año anterior había quedado también en las puertas del título del interior de selecciones- y se eligió que se precisaba para el gran golpe.
EL PLANTEL
Treinta y Tres se armó para eso. Yo me acuerdo que después de la selección se dijo ‘se precisa un puntero izquierdo’, y lo trajimos al Hugo Viña, ‘se precisa un back’ y se trajo al pelado Gómez. Lo armaron al equipo sabiendo que saldríamos campeones o no, pero se iba a pelear, era un equipo armado para eso, y a la prueba está que se ganó el campeonato” explicó Correa.
El equipo titular era con Washington ‘Hijo’ Núñez, Isidro Palacios y el ‘Pelado’ Gómez, el ‘Petiso’ Alfonso García, el ‘Mulita’ César Álvarez y el ‘Colacho’ Sergio Ramírez y arriba el ‘Colorín’ Julio Correa, el ‘Macaco’ Antonio Ubilla, José Dos Díaz, Paul Antoria y el ‘Flaco’ Hugo Víña.
Apelamos a la privilegiada memoria de Vladimir “Piaba” Corbo -que se precia de haber estado en las dos grandes conquistas del deporte olimareño: esta y la Vuelta Ciclista de Ruben Darío Mesones en el ‘74- para recordar el resto del equipo. “Ifrán y Castaño eran los goleros, el ‘Chumbo’ Machado, el ‘Paco’ Ubiedo, el ‘Chincho’ Ferreira, el ‘brasilero’ Luis Dávila (titular en las finales), Quitito Aquino, Carlos López, el mono Ocampo, José Pedro Silva, Conguito, Nelson Pintos y había juveniles como Marchelli, el Wato Fernández, el otro Marchelli, “el Gitano”. Eran dos cuadros, era una cosa monstruosa aquello”.
”Era un equipo que jugaba con dos punteros rápidos, un nueve de área y tenía un jugador como Antonio (Ubilla), muy cerebral, que armaba el juego. Era un cuadro sólido defensivamente, buenos volantes marcadores, pero también era bueno en ofensiva, que hizo goles en todos los partidos. Era un equipo bien balanceado, teníamos las dos cosas”, recuerda Correa.
Antonio Ubilla además de jugar dirigía, con la ayuda de Isaza, el preparador físico era Julio Andrés “Fredy” Pereira, Crossa el masajista, Ramón Mier equipier y en la cocina Corbo compartía tareas con “el cabezón” Olmos.
“Pasaron 40 años y seguimos todos en contacto. Cada año que pasa se ha ido valorando no solamente el campeonato, sino la amistad que logramos en ese grupo”, afirma el popular “mulita” Cesar Alvarez.
LA DIRECTIVA Y EL ENTORNO
“Treinta y Tres tuvo un gran presidente que fue Martín Caballero Quintana, que supo armar el grupo. Trajo primero, el año anterior, a José Martirena, que después se fue y dejó al Macaco. Pero había todo un entorno que apoyaba. Gente vinculada a la institución, al fútbol, como la familia Alzugaray, “el Chelín” Izmendi, Víctor Mastropierro, el carnicero González, el “fardo” Saravia, Pedro Techera, Víctor Hugo Araujo, Carlos Borba, Buenaventura Lencina, el “Wato” Gonzalez Mederos, Armentano, Roberto Pereira, el inolvidable “Cheche” Latorre y muchos otros”, indica Corbo.
La directiva trabajó mucho, arrimó mucha gente a colaborar.
El maestro Ariel Pinho había puesto a la orden la Difusora, que era el medio de prensa que había en ese momento, para todo lo que se precisara.
“Yo vivía en Melo, era prácticamente un régimen profesional. Yo venía los miércoles y pasaba la semana, jugaba y después volvía a Melo. Teníamos un lugar donde vivíamos y donde comíamos acá”, César Álvarez.
LA GENTE
El albiceleste llevó 500 personas tras de sí a Paysandú. “Fue hasta el panchero Rey, como símbolo, que nunca había salido de Treinta y Tres. Lo entusiasmaron y fue. Fue gente que no era hincha de Treinta y Tres, algunos fueron porque era un club de acá que estaba logrando algo histórico”, señala Corbo.
Levantar esa copa se había convertido en el sueño de todo el pueblo, de un pueblo que no estaba acostumbrado a codearse con la gloria. El logro del campeonato de 1971 es tan excepcional y significativo para nuestro deporte que en esta ciudad una calle con su nombre, en el barrio Tanco, lo recuerda.
“Toda la gente estaba detrás de nosotros, es algo que nunca me olvidaré, me quedó para toda la vida el cariño de la gente de Treinta y Tres. Llegamos de Paysandú, que en aquel momento era un viaje de 18 horas, y cuando llegamos estaba todo el pueblo en la plaza”, recuerda Correa.
“Cuando llegamos había un señor con su hija en brazos, muy bien vestido él y su mujer, y le dice a su mujer ‘besalo, besalo, dale un beso al mulita, es el campeón del interior, dale un beso, agarrá a mi hija’, con eso que me dijo el tipo ya está, no me olvido más, relata emocionado Álvarez.
LA CAMPAÑA
En aquellos años la Copa la jugaban solamente los 18 campeones departamentales.
Treinta y Tres debuta frente a Guaraní de Minas, a quien derrota 2 a 1 en la capital serrana y 2 a 0 en la revancha en casa. Repite esos marcadores frente al poderoso Atenas de San Carlos: 2 a 1 en nuestro estadio y 2 a 0 de visita.
El albiceleste se saltea la tercera fase y vuelve a la acción en semifinales contra el Mundial de Florida, a quien derrota 6 a 4 en Treinta y Tres y 2 a 1 en la Piedra Alta.
La primera final en nuestro estadio terminó igualada en 1. Abrió la cuenta Viña a los 19’ e igualó Lanterna a los 58’. Había que hacerse heroicos para volver con algo de Paysandú.
La segunda final se jugó el 27 de junio y fue un partido vibrante.
Estudiantil abrió el marcador en apenas 4 minutos, por intermedio de José Gómez.
Treinta y Tres lo dio vuelta rápidamente con goles de Hugo Viña y Julio Correa, a los 13’ y 21’ minutos. Así se fueron al descanso.
En el complemento los sanduceros volvieron a equilibrar con gol de José Lanterna a los 64’. El gol del campeonato lo puso José Dos Díaz a falta de 14’ para el final.
Julio Correa recuerda que Estudiantil tenía un gran equipo y no pensaban en la posibilidad de perder esa final. “Cuando a nosotros nos desafilian (Treinta y Tres fue desafiliado de la Liga de Fútbol poco tiempo después al acumular tres partidos sin presentarse en el torneo de reservas, en un episodio que aún hoy ) inmediatamente Estudiantil me lleva para allá, para Paysandú y me voy a quedar a la casa del Pilín y de los viejos Ferreira, que eran jugador y dirigentes del club y cuando llegué me muestran los carteles que habían hecho con la leyenda ‘Estudiantil Campeón del Interior’ y que tuvieron que modificar”.

* con datos y foto del CEFO aportados por Alejandro De León Saravia

1 comentario:

El Divagante dijo...

Fue la mejor campaña de un campeón: ganó 7 de los 8 partidos (el otro lo empató), convirtió 22 goles (más de 3 por partido) y ganó todos los partidos de visitante. Obtuvo el 93,75% de los puntos en disputa, el porcentaje más alto de un campeón en la historia