Partidazo.
Por Juan R.
Silva
Huracán 1 (Juan Rodríguez)
Peñarol 1 (Camilo Ramírez).
Un lindo partido muy lindo, cuando Peñarol
logra jugar como el domingo siempre salen buenos partidos y cuando los gana,
porque el empate con 9 jugadores ante uno de los equipos grandes y un aspirante
al título es un triunfo, tiene un sabor épico, mas si vemos con el equipo que
se presenta Peñarol y con el que termina el partido, casi todos los chicos
formados en sus inferiores, inferiores que en su momento eran goleadas
repetidamente.
Con esos
jugadores, la habilidad y el arrojo de Oscar Arada y aprovechando la imprecisión
de Huracán, que como ante Barrio Coya, erró muchísimas oportunidades
clarísimas, hasta un penal en el primer tiempo, Peñarol sacó un puntazo, dado
el tramite que les contare en el correr de este post.
Un arranque
con mucho protagonismo del elenco albo, con el debutante Pablo Baltrons incluso
haciendo alguna “magia” y con Peñarol recostado contra el juvenil Agustín Sosa,
arquero de la selección sub 18 aguantando como podía el domino del Globito.
Fue repetida veces Huracán y pese al buen
arranque de la línea de tres de Peñarol, en un córner y de cabeza
“Juanjo Rodríguez abrió el marcador.
Todo hacía
suponer que seguiría Huracán con el dominio del partido pero la lógica salida
de todo equipo que va perdiendo, el adelantamiento de las líneas y un “afloje”
de esos que para encontrar la transición de un equipo de chicos, como fue ayer
Huracán a la mayoría de edad, cosa que lograran jugando no hay vuelta, estos
partidos y estos aflojes son obligatorios en el crecimiento, como el dolor de
un parto, tiene que existir.
Y un mal
escalonamiento de marcas, la línea que se quiebra y Camilo Ramírez entra solo,
gambetea a Vicentino y define suavemente sin nadie adelante, pero recibe al
mismo tiempo una entrada desde atrás del defensa albo, imprudente, que lo
lesiona del hombro y obliga, tempranamente
a un cambio de Oscar Arada, cambio que después se vería, al acalambrarse sobre
el final Emiliano Diago, quien ingresa, que fue obligadamente reitero,
demasiado rápido.
Pero el
primer tiempo no cesaría de penurias para el mirasol, porque luego de un ataque
profundo de Huracán, el juez Medeiros de buena manera decreta un penal, yo
estoy muy lejos pero solamente el riesgo de cortar en el área, con un
adversario de espaldas a la cancha y de frente a la raya, es tal que es muy
difícil que si lo tocas el árbitro no te cobre.
Pero además
después la protesta lleva a la consiguiente expulsión de Valentín Rivero, que
estaba jugando muy bien y era de lo más seguro del mirasol.
La ejecución
de Simón Mier fue deficitaria totalmente, reclamó mucho el volante sobre el
lugar de la penalización, como si estuviera en un pozo aparentemente, pero el árbitro
Medeiros desestimó.
Se fue el primer tiempo, 1 a 1, Peñarol con
uno menos, Huracán con un penal errado.
El entretiempo no trajo grandes variantes ms que
la sumatoria de delanteros del globito y su superioridad manifiesta desde el
inicio de la segunda etapa, pero que al igual, ya lo dije, que en el partido
ante Barrio Coya mostraba mucha impericia a la hora de la definición.
Y poco a poco, pese a tener la bajada en
contra Huracán inclino el juego sobre el arco de Sosa, que a veces con fortuna
y otras con muchas dificultades fue capeando el temporal del dominio casi total
de los albos, que se veía aumentado porque pese a ser inferior técnica y numéricamente,
Peñarol cambiaba ataque por ataque, en esa filosofía “Kamikaze” de no renegar a
tocar y pasar, con un exuberante despliegue de Diego Arada y sobre todo Germán Barrera.
Pero lo que crecía en el partido era el
protagonismo de Nicolás Gutiérrez, jugando como le gusta a él, por todos lados y aun mas
cuando en una mala decisión, equivocada y exagerada Medeiros expulsa a Pablo Fernández
uno de los más destacados defensas del aurinegro local.
Con dos
hombres menos, con mucho tiempo por jugar, lo de Peñarol parecía una proeza y
cuando ingresa Juan Francisco Puñales, con todo su bagaje de técnica y visión de
juego más proeza aun.
Pero además , recalcar varias veces esto,
Peñarol no fue que se refugio y puso una pared delante del juvenil Sosa, no,
cuando podía y conseguía la pelota atacaba con 4 o 5 jugadores y corría hacia
el arco rival, luego tenía que defender “partido” con 3 y a veces mano a mano o
en inferioridad numérica, pero ese juego “Kamikaze” confundió, alteró, frustró
de tal manera a los albos, que erraron innumerable cantidad de ataques con
superioridad, apuraron los tiros al arco, dilapidaron centros y tiros de pelota
quieta y le dieron a Peñarol la posibilidad, que no desperdicio, de sumar otra marca más a su fama de “Mata
gigantes”, es clarito, es evidente que a los aurinegros les sirve, por su
estilo de juego más jugar con los “poderoso” de nuestro futbol que con los
equipos presuntamente mas “débiles”.
Y el partido
se fue, con un Huracán apurado, enojado casi histérico porque su superioridad manifiesta
no se traslucía en la red y un Peñarol sintiendo el empate como un triunfo.
Lo del final, solo una cosa, sigo pensando que
si la idea es “guapear” y hay que “arreglar”
algo , solo... donde nadie vea, ahí con 200 pa separar es pa la tribuna, si uno empieza a los gritos y a
los “agárrame que lo mato” está vendiendo humo, pero bueno eran otros tiempos…
otros códigos…capaz que soy yo el equivocao y son guapasos todos…pa mi son unos
violentos de cartón como los que te mandan mensajes haciéndose los malos y después
en la calle no te ven…cuando los líos no sé lo que pasó porque yo ya me había ido…sabia
que nada iba a pasar.
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