29 de Octubre 2013
Hay que
avisarles…está vivo
Por
Juan R. Silva
Treinta
y Tres 2 (Yamandú Tabeira y Diego Sosa) - Vaca Azul Olimar 0
Treinta
y Tres no luce…pero gana...que novedad!...en los últimos tiempos, salvo el 2010
(cuando tenía cuadro de robo) siempre ha sido así.
Es mas y voy
a tomar riesgos, como me gusta a mí, Treinta y Tres… sino hubiera
perdido los dos clásicos…era a esta altura…por mas que no sea un dechado ni
defensivo ni ofensivo…seria decía el candidato, pero como esas derrotas lo
persiguen, el decano viene “guardadito” y por las cuerdas.
Y creo que los de José Francisco Denis, dueños
de una lectura del futbol olimareño rápidamente y dolorosamente actualizada a
pasos gigantes, miran partido a partido.
Han adquirido, a base de jugadores, como es el
futbol de Treinta y Tres, donde vos planificas, organizas, pensas y después los
calendarios, las lluvias, los campos de juego, la habilidad de los dirigentes
…cambian las reglas de juego sobre la marcha, ha adquirido…obligadamente... esa
visión corto placista que no me cabe la menor duda no le gusta nada a su cuerpo
técnico, pero que lo transforma en lo que decíamos arriba, para el futbol
olimareño, este Treinta y Tres azul y blanco es sólido, con las líneas
cerquita, con un pressing asfixiante por momentos, medio descontrolado otro,
sobre la salida rival, con un juego
aéreo importante como forma de abrir partido, basado en la pegada de algunos
jugadores y la verticalidad y la incisividad de dos delanteros tan fuertes como
intensos, en definitiva…la idiosincrasia del Decano, sin vueltas, sin lujos,
ganando… y hoy eso es Treinta y Tres.
Ta digamos que futbolísticamente Vaca Azul fue
arrollado en los primeros minutos y con un club en formación, a pesar de
comerse un gol del vestuario, Yamandú
Tabeira encuentra en “la pasada” un gran pase largo de Gonzalo Lemes y abre la
cuanta con poderoso disparo, con un club en formación con varios chicos de
cuarta, fue dando vuelta esa sensación.
Y
lo de arriba es un dato a tener en cuenta, la verticalidad de Treinta y Tres
depende sobremanera hoy de la precisión de esas habilitaciones en largo, la
lesión a los25 minutos de Gonzalo Lemes dejó sin esa premisa a Treinta y Tres,
porque Alejandro Pereira, el otro talentoso y con pegada del decano, es una
cosa con ella de pelota quieta pero fiel a su forma de jugar en la habilitación
casi siempre se queda un tiempo más con la pelota, lo que lo hace tan peligroso
también pero no es un asistidor como Gonzalo, y por eso el dominio defensivo y
de la situación que tenia Treinta y Tres no se trasmitió en el resultado.
Porque la Vaca que tuvo que gatillar un doble
cambio por lesión, no podía, por más que quería superar la solidez defensiva de
Treinta y Tres y cuando tímidamente lo lograba Larrosa volvía a ofrecer su
tranquilidad como placebo.
El
segundo tiempo fue un monologo albiceleste, con el transcurrir del partido la
preparación física de Treinta y Tres fue sacándole una ventaja sideral a la
Vaca y si no logró otro resultado el equipo de Denis fue porque Julio
Arredondo, certificando un muy buen año, fue la figura del partido, parándole
un penal a Yamandu Tabeira, pero lo de Treinta y Tres fue muy claro, está bien
físicamente para la definición y ese es un dato no menor.
El
gol “de todos los partidos” de Diego
Sosa, tras gran habilitación de Martin Alzugaray, ganando las espaldas de la
defensa auriazul, fue solo un decorado de un partido que debió ganar por mas
distancia el azul y blanco.
Equipos
del futbol olimareño, esa lectura cortoplacista, la solides del equipo,
el gol de Sosa, la calidad individual de los jugadores del último campeón, un
plantel largo, una preparación física superlativa y un nombre demasiado
laureado en nuestro balompié…me llevan a avisarle …”300 (por la película)…está
vivo”.
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