Selección Mayor
GANAMOS UN PUNTO.
Por Juan R. Silva
Debut en un campo difícil, ya el partido de juveniles lo
mostraba, ojo la cancha es para los dos es cierto, pero también es cierto que si
vos entrenas en determinadas condiciones y contextos, de una forma donde se
prioriza el control y el traslado del balón cuando te encontrás con un piso
donde este no corre, salta como si tuviera un conejo adentro, este detalle te
cambia todo, por mas que lo prevengas en la charla previa, porque después en la
cancha se decide por repetición mas que comprensión y esto nos paso casi todo
el primer tiempo.
Treinta y Tres que había
sufrido el golpe anímico, por mas que no se quiera reconocer, del abandono de Luisito
Dávila del plantel, que se suma a una lista importante ya en esta parte de la
competencia y que en mi humilde opinión hubiera sido muy importante en este
partido, se encontraba entonces ante un debut, con un par de resultados malos
en los amistosos, con una deserción mas y en un contexto muy incomodo para
nuestro juego de “correr”.
Y además enfrentó a un
adversario que los primeros 20 minutos aprovechó todas esas facilidades que dábamos,
leyendo mal el juego Treinta y Tres además
pese a lo conversado , jugando corto en lugares donde no se debía, fauleando y
entrando en la fricción cada vez que perdíamos por la presión alta que el medio
juego local imprimía y permitiendo que nos centraran desde los costados basado
en la buena pegada de Martines para que la altura del volante Correa de mas de
1, 90 y la subida de los zagueros hiciera de cada pelota quieta sobre nuestra área
un peligro importante.
Ganaba los rebotes
Cerro Chato, con Márquez y Meléndez y Martínez sobre todo superando nuestra
franja izquierda permitia tener un pronto desahogo, tenia el equipo azul un azote en el vergarense
Castillo de punta, es decir Cerro Chato nos superaba esos primeros minutos
y Calastretti una vez mas debía de
exigirse en los cierres.
Pero poco a poco al no concretar su dominio inicial, el
esfuerzo melló a los locales, salieron muy altos en energía y eso les pasó factura,
Jorge Alzueta y Wuilfredo Aquino empezaron a discutir el medio juego y el
partido se transformó en una lucha, muy uruguaya de trancazos, pechazos y cero riesgos.
El partido entonces transcurrió en ese “status quo” de no
agresión hasta terminar el primer tiempo y en el arranque del segundo.
Pocas oportunidades de peligro, Treinta y Tres había
controlado a Martínez y “Taca” Gazañol con su posteo inteligente nos permitía mantener
las líneas mas juntas, al estar mas juntas los rebotes ya eran casi todos
nuestros y solo la mala lectura de un arbitraje “tolerancia cero” era lo que
preocupaba un poco a los rojos, que se preparaban para “apretar el ritmo”
cuando vieran que el rival sentía el transcurso del match.
Cosa que no paso,
porque al ser muy cortado el encuentro, Cerro
Chato que dosifica a partir de ese frenesí inicial los tiempos del match y manejando
en defensa bien el achique de espacios hacia adelante y atrás, contando
con la desatención algunas veces de
nuestros delanteros también estaba cómodo y esperaba lo mismo.
Creo que ahí, en esa
pulseada la lesión de Gazañol fue importante para desequilibrar a favor del
local, porque el ingreso de Velarde mantuvo el 4/4/ 2 con el que se arrancó y
siempre jugó Treinta y Tres, nunca jugó con el 4/ 5/ 1 que venia mostrando,
pero con Velarde (no es su característica) sin acercar líneas, entonces el rojo
quedo partido y a partir de ahí Cerro Chato, salteó líneas y nos tuvo en jaque.
Cosa que no pudo
arreglar ni el ingreso de “Toncho” García (que jugó muy bien en el traslado, el que
mejor se adaptó al campo de juego de los nuestros) por Aquino, un cambio totalmente
ofensivo salía un contención y entraba un armador.
Antes de eso debo
decir que hubo para mi, cuando el partido era parejo en esa segunda parte un
claro penal a Franco Castillo el delantero vergarense al servicio de Cerro
Chato que no fue cobrado por el histriónico arbitro Rubén Ferreira.
Los últimos 15 minutos, que son los que dejan esa imagen óptica
de que mereció mejor suerte el elenco cerrochateño, nos vieron acorralados
contra nuestro arco, con Jon Pérez de figura en un par de contenciones mano a
mano a Castillo (una pesadilla ese pasado sábado) con un cierre a lo Elbio Ricardo
Pavoni de Marcos Diaz cuando todo el Manuel Alcides Fuentes gritaba gol, otro
cierre agarrado del vertical derecho de Barrera a la salida de un corner donde
nos ganaron claramente de cabeza y el cierre final “in extremis” del
recientemente ingresado Lesi Rodríguez que con mucha confianza y sangre fría
cabeceó al corner una pelota que se cerraba peligrosamente.
Y con la expulsión exagerada totalmente de Marcos Díaz, que
llega tarde a una dividida pero que es conteste con la necesidad casi obsesiva
del arbitro Ferreira de no pasar desapercibido.
Entonces a Cerro Chato le falto precisión y tiempo para
obtener el triunfo que mereció en ese final del partido, porque en las dos
puntas del mismo fue superior, con argumentos tan básicos como efectivos, mejor
adaptación al campo de juego, mucha actitud, mucho esfuerzo y la movilidad
talentosa de Castillo el vergarense.
Treinta y Tres “ganó” un punto, la paso mal sobre todo en el
final pero no perdió y sigue intentando
obtener rédito de ese trabajo que tiene
que el sábado se mostró a cuentagotas ,
de no haber podido mantener las líneas juntas y tener coberturas y relevos ( conocimiento
colectivo del juego) hubiera sufrido aun mas el tramite porque le costó resolver el
tema de la cancha, eso es lo que tiene tener una base mínima de trabajo, cuando
jugas mal como el sábado y sos superado es mucho mas difícil que pierdas si
estas ordenado, entonces de aquí en mas es mejorar el momento futbolístico
individual, que llegara…no lo duden.
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