Copa de Clubes Campeones
Como siempre…a la pelota.
Por Juan R. Silva
Huracán 1 (Mario Perdomo) - Melo Wanderes 2 (N. Sosa y B. Moura)
Bruno Moura define el partido (foto, Willan Muñoz)
En la definición de estos octavos de final del Campeonato Nacional de Clubes Campeones de OFI, el equipo local de Huracán perdió por
1 / 2 y en este sistema de encuentros eliminatorios de sistema copa quedo afuera de la competencia.
¿Por qué perdió el local después de haber obtenido en carácter de visita el pasado fin de semana un empate , con un contexto harto favorable, resultado y localía… porque en estas instancias, mas allá de la lectura facilista , que nosotros estamos obligados a cuestionar de “esto es futbol” ( que no dice nada y se trata de una generalización para no analizar y justificar un resultado)…perdió porque mientras los equipos olimareños seguimos jugando bien a “la pelota”, el rival, aunque no bien, juega al futbol… y jugando al juego, siempre es mucho más probable que el resultado se obtenga.
Futbol es un juego donde el equipo debe utilizar la habilidad técnica para dominar los espacios y los tiempos con la finalidad de obtener un resultado favorable, eso hace el Melo Wanderes, insisto y recalco, con enormes falencias en la faz técnica, al extremo de su cambio táctico y estratégico al ingresar Lázaro Silva, pero lo hace , lo intenta, las líneas ( defensa, medio juego y ataque) tiene poco espacio entre sí, el equipo va y viene “cortito” con todos los jugadores sabiendo lo elemental en materia de posicionamiento del compañero, existen relevos, coberturas, movimientos en defensa y ofensiva que intentan, intentan recalcó, tener una sincronización y una sintonía, choca esa idea y esa intención con la rudimentaria capacidad técnica de la mayoría de los jugadores, pero lo suplen con mucha disposición y sobre todo intensidad física.
Huracán como todo equipo olimareño, desprecia el manejo de los tiempos, juega y jugó a un intercambio continuo de acciones de juego, muchas veces, casi todo el tiempo hace una cobertura posicional casi que básica, con cada línea jugando “su partido” sin mirar ni preocuparse por las otras y tiene , pese aún interesante manejo técnico de sus jugadores, juega bien en lo técnico cuando tienen el balón, falencias insólitas, todos los equipos nuestros las tiene, a la hora de mantener la concentración ( el ejemplo más claro es que todos los jugadores de nuestro futbol miran continuamente y solamente la pelota en cada tiro libre o córner a favor o en contra).
Así el partido fue un encuentro arduamente disputado en el medio juego, muy trabado, aprovechando el local el empate anterior, con especial atención en la llegada por las bandas, la derecha sobre todo, de los carrileros del Melo y con ese simple expediente confundiendo al rival y haciéndolo terminar en centros inofensivos que facilitaban enormemente la tarea de arquero Vicentino.
Lo llevaba bien Huracán, con dominio territorial del Melo, pero sin que le creara ningún problema importante en su última zona.
Pero una desconcentración en el medio juego, una pelota que sale “sucia” en el medio de la cancha, los volantes de contención albos que se preocupan más de reclamar al arbitro que de cortar la filtración rival, todo un tema ese, Huracán no marca en el medio, hace una suerte de presión, atropellando la pelota y nada más ni tampoco utiliza la infracción para cortar el juego rival, con lo que los rivales tiene impunidad casi siempre para elegir por dónde meter una habilitación entre líneas, si además quiere muchas veces salir jugando en posiciones complicadas, Huracán, salvo por donde caiga Pedro Villar, esta vez arrumbado sobre el carril derecho, Huracán decía tiene menos marca que un “jean Brasilero”.
Y así esa filtración encuentra Da Rosa, el mejor delantero melense lanzado, erra Scaglioni a la hora de acompañar al delantero y arriarlo contra la línea, se “barre” y llega tarde a la pelota, desborda Da Rosa, no hay cobertura del último que queda a medio camino, no hay regreso del lateral y Sosa anticipa, esto si trabajado por los melenses, cambiando la bocha de palo cuando Vicentino intentaba achicar.
Lo del Melo de manual, lo de Huracán, sin coberturas, con la línea completamente quebrada por un pelotazo de 30 metros, de “abejitas”.
El primer tiempo le llegó piadosamente al globito, creo, imagino que sus jugadores, consecuentes, no estaban cómodos con el buen planteo que había hecho Santana, ellos querían salir a jugar, insisto con una idiosincrasia que debe ser asimilada, yo no digo que los jugadores del futbol de 33 no quieran ganar, digo que no les gusta y no saben defender, aguantar un resultado, en definitiva que les gusta la pelota y salir a jugar ataque por ataque.
Así salió Huracán, afligido por el resultado adverso en el segundo tiempo y en esos 20 minutos fue lo mejor del Melo, lo tuvo dos o 3 veces para mater de contra y falló en la definición, mucho más espacio había para las contras tricolores pero le faltaba al visitante quien pusiera esa última bocha bien.
Huracán tomó riesgos, adelantó los volates, ingresaron Gonzales de buen partido, querendón y hábil y Simón Mier y al sentirse mas cómodo, teniendo la pelota, el globito fue y logró el empate, un gol con el sello de nuestro futbol, 6 toques de derecha a izquierda, precisos, lujosos, estéticamente perfectos, con una habilitación final entre líneas para la llegada “vacio” del volante Perdomo, que define magistralmente ante el buen arquero Villanueva.
Uno, fanático de los procesos de trabajo para mejorar nuestro futbol, “contra” a ultranza de la improvisación y de la “adaptación y justificación ” como forma de competencia, siente en ese momento la satisfacción de que un equipo de su pueblo, de su futbol obtenga un resultado que le permita seguir adelante, más arriba en el concierto chacarero, que es donde jugamos, pero íntimamente sabe que no está bien, sobre todo porque sabe que el resultado es lo único que vale y que después, como en la selección mayor pasada, vendrán los “iluminados” a decir que esta es la forma.
Pero el ingreso de Lázaro Silva en Melo Wanderes cambio el partido, porque como les decía Huracán, mas ya sin Pedro Villar no tiene marca en el medio juego, como decimos nosotros “los defensivos” hace sombra y porque tampoco quiere tenerla, el jugador olimareño quiere jugar a la pelota, atacar siempre, siempre para adelante y Melo Wanderes encontró ese regalo, que si hubiera sido al revés hubiera sido utópico, espacios para filtrar la bocha entre los defensas albos, que debo decir jugaron un buen partido todos, cortando y cortando.
Pero faltando 7 y después que Silva filtra una bocha que obliga un córner visitante, llega ese centro, como siempre, hay un rebote, como siempre, una “segunda pelota” y como siempre, mientras los volantes y delanteros olimareños miran, los defensas olimareños se meten adentro a cubrir la línea de gol en vez de achicar hacia la pelota y un rival, al que nadie (como siempre) tomó porque estaban mirando la pelota, sacudió una volea que casi le arranca el arco de Vicentino, siempre igual, cuantas veces lo he visto, en clubes , en selecciones, cuando algún cuadro de Treinta y Tres “achicara” para adelante un rebote, cuando algún jugador de Treinta y Tres mirara a los rivales y “los tocara” para que no tiren o cabeceen solos y sobre todo cómodos.
Moura…1/2, nunca supo “manejar” el partido Huracán, alguna pincelada de Giménez, extrañó horrores al “Tito” Puñales, nunca controló los tiempos, murió en la ley de los equipos de futbol olimareños jugando…a la pelota.
Y fue… en esos últimos minutos, con rebeldía, pero no tuvo precisión, perdió “metiendo”, quedo tranquilo, “dejo todo” será la excusa…”es el futbol”…bla bla bla…siempre excusas…la justa: pudo hacer historia, tuvo todo el contexto…no están tan lejos…no son tan superiores…pero nuestra forma de juego agranda el margen de error…porque nos gusta jugar a la pelota y esto es “el futbol” que paradoja ¿ no?.
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