Un juego Físico.
Por Juan R. Silva
Lavalleja 2 (Jon de Los Santos y Julián Araujo)
Peñarol 1 (Gustavo Milder)
Lavalleja le ganó a Peñarol, en la hora y con un golazo, y lo bajó de la punta del campeonato, cortándole casi seguramente las posibilidades de titulo a los dirigidos por Arada cuando faltan dos fechas y algún atrasado para finalizar el Apertura.
El elenco aurinegro que punteó casi todo el campeonato, se desmoronó esa noche en el amplio campo del estadio municipal, sobre todo por un tema que en el futbol es imposible de disimular, el aspecto físico.
Lavalleja tuvo un merito indudable, pese a no tener un juego asociado que le permitiera dominar el partido, si lo hizo a partir de la intensidad de su despliegue y de la convicción de creer siempre en su propuesta, esa justamente, intensidad, para marcar, para contener y para insistir una y otra vez sobre el arco rival pese al buen partido del arquero Alvez y a la casi absoluta dependencia de Wilton Mieres en el aspecto de la creación de lo poco de futbol que genero.
Peñarol entró notoriamente disminuido en su formación, las expulsiones del partido ante Barrio Coya pegaron y fuerte en el esquema de Arada, pero creo que las lesiones también están haciendo carne en el elenco mirasol, Carrasco, Barrera, Becerra, Teliz, Mauricio Rivero son ausencias demasiado sensibles para el elenco aurinegro, pero además sintió y mucho mucho, el piso rapidito del estadio y su dimensión, hicieron que ese “rompecabezas” que armó Arada fuera desmadejándose con el correr de los minutos y el correr también del tricolor militar, con un planteo muy acertado otra vez por parte de Marcio Tabeira, recuerdo recuerdo muy cuestionado en su momento, aquella derrota ante San Lorenzo , pero ahora llamativamente o no, el futbol es resultado… no? …“bancado” por sus adeptos…los únicos que están siempre es la familia ¿verdad Marcio?
Y merced a correr y presionar, a insistir, sin mucha claridad ni precisión, pero si con tozudez, el primer tiempo fue militar, con un gol sobre el final de “Cavani” de Los Santos, e insisto era justo.
El segundo tiempo arrancó muy bien para Peñarol, que tenía un muy buen partido en su volante central Carlos Rivero, una de las sorpresas de la alineación y desequilibrio en “el puntero derecho” Eduardo Álvarez, otra de las variantes de Arada, que era indetenible por su lateral, al extremo que el mirasol empata con un penal, bien cobrado por Álvarez, con ejecución de Milder.
Pero fue poco a poco, tal cual sus fuerzas físicas, sintiendo el partido, sucumbiendo ante el desgaste del militar y su insistencia, caían acalambrados los jugadores de Peñarol, quien tuvo que agotar sus cambios antes de los 30 minutos de la segunda fase, era evidente se caía el gol de Lavalleja.
Ojo que Peñarol tuvo un par de oportunidades que de darse pudieron darle la ventaja, un penal que fue reclamado que Álvarez, al lado de la jugada hee, desestimó y un tiro de media distancia que sacó muy bien Jon Pérez, todo ambientado por el desequilibrio de Eduardo Álvarez victima repetida de faltas por parte de su marca y de las ayudas tricolores, en el único error que le vi al juez, no penar la reiteración, que era claramente táctica.
Pero Lavalleja a partir de su exuberante, para nuestro futbol, despliegue físico, inclinó la cancha sobre el arco de Alvez, que es sin dudas el mejor arquero del Apertura, pero este y Mier a ubicación pura, mantenían el partido, ellos y todas las mañas habidas y por haber de los jugadores aurinegros para que pasara el tiempo y el partido cortara el ritmo desenfrenado que proponían los de Tabeira sabiendo su superioridad energética
Y sobre la hora cuando cae un centro mas sobre el arco de Alvez, un mal despeje de la defensa aurinegra, pal medio y la volea impactante, soberbia, de Julián Araujo, el abanderado de la intensidad y el vértigo militar, que le explota el arco a Peñarol.
2 a 1, el enojo, la frustración aurinegra que los hace recibir la justa expulsión de Diago y el jubilo del “cuadro de la Alegría” al decir del Perico, su más afamado hincha, pero que debería , de acuerdo a lo visto hoy coyunturalmente llamarse “ el cuadro de la convicción”.
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