Apertura 2019.
Una Final adelantada.
Por Juan R. Silva
Huracán y Peñarol
jugaron este pasado Domingo una final adelantada del Apertura y empataron en
dos tantos por bando, con goles de Santiago Chape y Tabaré Sosa para los del
Globito , Martín Ávila y Manuel Graví anotaron para los aurinegros.
Un partido jugado como una final, con dos estilos diferentes
y que cada uno trató de plasmar de una
manera muy dificultosa porque los dos también tienen herramientas para
contrarrestar al rival.
Peñarol propuso su juego de intensidad en la marca ,
forcejeo y prepotencia física en la recuperación y verticalidad en el ataque
con Cristian Gutiérrez y Martín Ávila, cada uno en su forma siendo la
referencia.
Y el primer tiempo, por la circunstancia del gol tempranero
de Santiago Chape, que no solo por el gol sino por su buen trabajo en la
anulación de Cristian Gutiérrez fue de las figura, mas fue la figura de
Huracán, porque ese gol llevó a los albos a hacer lo que les queda mas incomodo,
defender en sus últimos metros.
Porque lo perjudicó el esfuerzo de Peñarol, el contexto del
Parque Colón y el desajuste que el parate de un par de semanas provocó en la
fluidez del juego de tenencia que es la primera opción del equipo del Globito.
Huracán entró en la guerra física que propuso Peñarol y pese
a que intentó no tuvo los circuitos que habitualmente lo hacen adueñarse de la
pelota, por imprecisión propia y por que Peñarol referenció su eje de juego (Perdomo-Denis-
Sosa) y el albo terminó dependiendo de
la movilidad de Franco Castillo que siempre fue un faro amenazante para el
equipo de Marcelo Ferreira.
Se jugó como una final ese `primer tiempo, con mucho nervio,
con mucha fuerza y con un continuo chocar y forcejear, la predisposición de
Huracán a defender y una segura tarea de Vicentino llevaron tranquilidad al
globito pese a su evidente, manifiesta, incomodidad.
La diferencia ? el acierto de Chape que ganó en el área
adversaria y reaccionó más rápido que sus rivales.
El segundo tiempo nos trajo dos cambios que fueron
fundamentales a la hora del merecimiento que tuvo el carbonero (Aquino y Manuel
Graví) que no se reflejó en el resultado porque Vicentino hizo un par de
atajadas importantes, por el gran partido de Chape y porque a Peñarol le costó
mucho proponer su especialidad “la pelota quieta”.
El empate de Martín Ávila llegó justamente cuando Wilfredo
Aquino ya se había apropiado del medio campo reforzando el despliegue de
Fernando Gómez pero dando mas precisión a Peñarol que sorpresivamente no tiraba
pelotazos continuos sino que armando un circuito con Manuel Graví permitía que
este, en una vuelta al fútbol a gran nivel individual se hiciera el dueño de los tiempos del partido.
Mientras Manuel Graví manejaba los tiempos y los espacios , cuando
Peñarol aparecía mejor, el cambio de
Lucas generó esa diferencia que tiene Huracán hoy, ser versátil, tener “un plan
B”, porque Huracán que por momentos “la duerme” en el medio con Lucas
verticaliza y cambia de ritmo.
Un desborde del vergarense sirve un centro para que Tabaré
Sosa, que ya es una referencia futbolística en Huracán con sus intervenciones
siempre apoyadas por compañeros, cuerpo técnico e hinchas, para que decía Tabaré Sosa convirtiera el 2 a 1 , cuando reitero que Peñarol
estaba mejor e imponiendo condiciones.
Fue un golpe para Peñarol ese gol pero el equipo aurinegro,
que con Wilfredo Aquino y Manuel Graví en campo tiene ahora un salto de
calidad desequilibrante que lo potencia
notablemente y lo hace ser individualmente muy poderoso para nuestro fútbol,
Peñarol ahí mostró su "endurance", presionando el arbitraje,
desconcentrando a sus rivales, incidiendo en el clima del partido y haciéndolo
elevarse emocionalmente a un nivel desacostumbrado para nuestro medio y sobre
todo para los jóvenes jugadores de Huracán.
La expulsión de Sosa y el nerviosismo que desde su tribuna,
bajando por su cuerpo técnico y llegando a los jugadores, produjo que lo que había
controlado Huracán en el momento de mas alto stress competitivo lo distrajera,
una pelota quieta desde un lateral que
no había que dar bajo ningún concepto, el centro que yerran varios aurinegros,
un par de rebotes y Manuel Graví, el hombre que mas hizo para cambiar el
partido convierte a centímetros de la gol line, empardando el match 5 minutos pasados del tiempo reglamentario, en un hecho
que junto a la expulsión de Tabaré y un presunto offside en el primer gol,
imposible de ver para nosotros que estábamos a nivel de las cabinas y el gol es
en el arco de arriba, desataran la furia de la gente de Huracán contra el réferi,
que para mi había tenido un error flagrante en el primer tiempo al no cobrar un
claro penal a favor de Peñarol cuando estaban 1 a 0.
Lo cierto fue que el empuje de Peñarol, su afán por lograr
el empate no pudo ser frenado por Huracán porque el equipo albo se desconcentró
en esos minutos finales mas que por la claridad del equipo de Ferreira por su
enojo con el arbitraje.
Un empate que deja a los dos equipos con 10 puntos y con 4
partidos cada uno porque en esta fase regular a Peñarol le falta un partido
entre semana con Yerbalense, porque el globito ya tuvo su fecha libre.
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