jueves, 9 de noviembre de 2017

Clausura 2017

Esa connotación épica.

Por Juan R. Silva


Treinta y Tres Futbol Club tiene esas cosas.
 Un partido que lo encara desde los 30 minutos del primer tiempo con uno menos, contra el equipo mas ordenado de nuestro futbol (no el mejor el mas ordenado hay que aclararlo bien), sufriendo que el rival tenga no menos del 60 % del tiempo la pelota, es clarísimo que cualquier otro equipo de nuestro futbol sentiría esas dificultades como un problema, para el Treinta y Tres eso es un acicate.
Tiene que ver con su historia, tiene que ver con su grandeza y tiene que ver con la esencia como equipo que tiene los albi celestes.
 Nunca o muy pocas veces destacándose por su estética de juego, sino que mas bien siendo fiel a la connotación épica, a la dosis emocional como forma de revertir las dificultades, ahora es clarísimo estas tiene que existir sino si no existen es como que Treinta y Tres se queda sin nafta.
Los partidos mas peligrosos para el Decano son siempre esos que entran en una abulia, en un aburrimiento y en un ostracismo desde lo anímico, salvo contra Lavalleja en donde es claro los militares tiene en los últimos tiempos sobre todo una superioridad justamente en lo mejor y mas destacable de los albi celestes, esa fuerza anímica, esa rebeldía casi corporal, que llega al limite de lo generoso en la entrega física y anímica.
 Pero San Lorenzo que reitero es un equipo ordenadito para nuestro medio, el mas ordenado sin dudas, tiene aun jugadores a los que le falta “sazón” en estas lides, pero que cuando la agarren , sino le pasa como esa reiteración continua del santo en la ultima década de “formar” muchos planteles jóvenes pero después no encontrar la forma de motivarlos para que “maduren” en la institución y que tiene mucho que ver con ese orden que yo destacó, decía que cuando se sazonen en estas cosas pequeñas del futbol pero muy importantes de no “perdonar” o de no ser demasiado pasivos a veces ante la remontada emocional de los rivales, que ya les sacaron la ficha y saben que subiendo el nivel de roce y de protestas San Lorenzo , salvo Sosa, aceptara pasivamente “ el contacto” rival como forma de desmantelar su superior, a todos los equipos de nuestro medio, juego asociado.
Y luego de un primer tiempo anodino totalmente, con solo un hecho destacable: la expulsión de Sosa a los 30 minutos justamente, pocas cosas pasaron  y una era justamente esa, la superioridad en manejo, distribución y dominio del esférico de San Lorenzo el mas fiel representante de defenderse con la pelota del alicaído futbol olimareño, el segundo tiempo traería todas las emociones.
Desde el arranque cuando un penal bien cobrado le permite a Tabaré Sosa, que no estaba jugando bien molesto e impreciso abrir el marcador con su categoría incuestionable en la ejecución.
Y eso provocó que San Lorenzo fuera mas incisivo en ataque sobre todo con el ingreso de Erausquin por izquierda, un desborde del zurdo y el latigazo de Ale Álvarez generan un rebote que aprovecha Pipo Sosa y de cabeza desde afuera del área empata la brega.
Pero ahí aparece esa rebeldía de encarar la realidad y torcerla a fuerza de corazón y actitud, la que representa ese guerrero de la vida que es Gonzalo Lemes y con su aparición desequilibrante Treinta y Tres, reflejado en su actitud y en su ejemplo gana este partido, porque su asistencia al Nando Acosta para que este desborde por izquierda y se la ponga en la cabeza a Anthony de Ávila  se convierte en el segundo gol decano, que recibe también en ese frenesí de ataques y goles el empate de Diego Gravi en otro desborde de Erausquin.
Pero Gonzalo avisa con un cabezazo apenas desviado y enseguida en una entrada fantástica convierte el tercero, era un festival de goles y de atacarse, seguro con muchos espacios  porque el estadio les queda grandísimo a todos y el hombre de menos de Treinta y Tres se sentía y se sentía.

Pero San Lorenzo no tiene tanta rebeldía como Treinta y Tres aún, sus jugadores son muy jóvenes y no pudieron mantener la intensidad y poco a poco sucumbieron también físicamente, se desanimaron y se frustraron ante la fuerza mental rival y el partido fue llegando poco a poco a su final, ese tremendo esfuerzo de matarse a goles en los 30 minutos del segundo tiempo pasó su factura a los dos equipos, en ese contexto Treinta y Tres tuvo mas fuerza anímica contagiado claramente por un liderazgo mucho mas marcado, por Gonzalo Lemes.

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