Clausura
Por Juan R. Silva
Treinta y Tres 2 - 1 Huracán
Treinta y Tres se consagró campeón del
Clausura “Ricardo Spagnolo” de la Liga de futbol de Treinta y Tres de manera
justiciera y clara, pese al sofocón” del final, al ganarle a Huracán por 2 a 1
en el clásico disputado este pasado domingo.
Un
partido que comenzó muy parejo con dos figuras muy parecidas en los táctico los
equipos y que se desequilibró a partir del penal y la expulsión del arquero
Cesar Vicentino de Huracán, dos equipos que salieron a plantear lo suyo, el
decano a presionar después de su medio cancha, haciendo que el globito jugara
con su defensa adelantada para “filtrar la bocha” para el pique demoledor, su
mejor arma en el campeonato de Sosa y que o este definiera o provocara la
pelota quieta donde la pegada de varios albicelestes o el juego aéreo de Vera o
Alzugaray pudiera abrir el partido.
Lo
de Huracán era mucho más confuso y creo que ahí está la explicación de esa imagen
desaliñada, desteñida que ha dado el máximo candidato del campeonato durante
todo el, no queda muy claro a que quiere jugar, por momentos parece que va a
hacer lo de Treinta y Tres pero su pressing no es consistente y por momentos
intenta tener tenencia para generar juego por las bandas con la llegada
sorpresiva de los volantes, pero como no tiene cambio de ritmo por afuera, los
volantes juegan al trote termina dependiendo de tareas individuales, en este
partido sobre todo de la gambeta porfiada y previsible de Larronda.
Pero
igual como Treinta y Tres “reaccionaba” y jugaba al error rival, lo que ha hecho de un tiempo a esta parte con
pingues ganancias, no habían claras oportunidades hasta el error de Vicentino.
Porque
además en la ejecución del penal aparecía un jugador que rompía lo que era casi
un mito para nuestro futbol domestico, Darío Vera jugaba un domingo una final y
su zapatazo vencía al ingresado Alvez (como en la definición del campeonato
2012) los mismos actores distintos rivales para el albiceleste, el mismo final.
Y
esa expulsión, por lo menos ópticamente y en el desarrollo, como acostumbra el
futbol olimareño beneficio al que queda en desventaja, pues con el influjo de
Juan Francisco Puñales Huracán comenzó a jugar en las cercanías de el área de
Treinta y Tres.
Seguro con esa espada de Damocles que es el
pique de Sosa superando continuamente el fondo albo, y así con la tenencia de
Huracán pero 3 chances clarísimas que dilapida el decano, Sosa quita una pelota
en las cercanías del área rival y su disparo es desviado por Alvez, del córner
de Alejandro Pereira el balón da en el metal de Alvez y una invasión de Sosa
que es muy dudosa en el área alba, para mí no fue penal, Sosa busca la pierna
rival en la emergencia, el primer tiempo se va …haaaaaa hay una jugada polémica
en el área de 33, Graví de buen partido invade por derecha tras asistencia de
Gamarra y Vera lo acompaña ante el reclamo albo de penal, para nosotros no fue
tampoco.
Primer
tiempo y a la vuelta del entretiempo 33 adelanta la zona de presión, sobre los
5 una recuperación decana para atrás del medio juego rival, pique profundo de
Tabeira y su centro encuentra a Sosa, que con golpe de cabeza vence a Alvez y
asegura el resultado.
Huracán
con un jugador menos se rebela, se desordena y empieza a empujar viendo que se
le iba el partido, sin juego, pero con mucho pundonor, hasta medio acelerado,
hay un par que choques en el apuro albo entre jugadores de su mismo equipo,
hasta el infortunado accidente de Fernando Gómez, golpe de un compañero que le
provoca un traumatismo craneano que se trasforma prontamente en un desmayo y el
consiguiente momento de preocupación de todos los asistentes.
Por
suerte la ambulancia de IAC traslada al buen jugador albo y Huracán que parece
“orinado por un elefante” que realiza el
cambio e ingresa Moreira, ve como este en el primer pique se
lesiona.
En este lapso Treinta y Tres debió liquidar el
partido, apurado, ansioso, en el medio de una crisis de ansiedad importante,
Huracán decide prácticamente jugar manos a manos con los delanteros decanos y
los volantes, sobre todo Tabeira llegaban solos totalmente, pero perdonó de
manera insólita el decano, quizás por el apuro, quizás por
desconcentración o porque realmente Treinta y Tres careció de la contundencia que
debió mostrar, algo en el debe decano no todo los días se le darán esas
oportunidades.
Con
dos jugadores menos (porque lo de Moreira era casi testimonial) Huracán
faltando 5 minutos con una jugada individual de Diego Graví puso un 1 /2
totalmente irreal con lo visto, pero esos 5 minutos fueron un sufrimiento
innecesario del los albicelestes, que debieron aguantar ese envión sin futbol
pero con ganas de Huracán.
Resultado ajustado, quizás algo exiguo,
favorable a los de José Francisco Denis, que se abrió con un error individual
de los de Pereira, pero que nunca pudo el globito revertir futbolísticamente,
extrañando demasiado a los ausentes Rodríguez y Simón Mier.
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