viernes, 20 de julio de 2012


Foto de Darío Mariño
Es Treinta y Tres
Por Juan R. Silva
La tercer derrota en línea y la primera en el Campeonato Local del Decano, ante Peñarol, había dinamitado la base de la estructura albiceleste que tanto le había costado articular a Nuber Muraña.
Los cuestionamientos técnico tácticos,  las lesiones y suspensiones ,la división más que evidente de “jóvenes” y “viejos”, los problemas de integración y sobre todo la falta de resultados favorables , que todo lo “maquillan”, habían dejado totalmente “nock out” al albiceleste.
 Mas si debía jugar ante el San Lorenzo que tiene uno de los dos mejores planteles del medio, junto a Huracán, ya sin la Copa, su lastre autoimpuesto, que lo alejó más que claramente de la definición de este Apertura, que tenía casi todo ( faltaban quizás Martin Ávila y Calastretti) pero su potencial era mucho más fuerte, en los papeles, que él ya comentado Treinta y Tres.
 Y debo decir que ver ese difícil panorama decano fue , es mi visión repito , lo que entusiasmo tanto a Yerbalense al final de su partido ante Lavalleja, la verdad Treinta y Tres estaba mal, con dos casi debutantes en la línea de contención, como muestra más clara.
Y ganó Treinta y Tres dos a cero, bien, justicieramente, aprovechándose de la mala lectura táctica del azulgrana por supuesto, sacando ventaja de la superioridad física y conceptual del ataque decano ante la liviana marca rival también, pero sobre todo poniendo y aquí fueron figuras los dos chicos casi debutantes que decíamos más arriba, “Maxi” Larrosa y “Pibe” Silveira, poniendo decía y tirando sobre el césped del estadio municipal, el pundonor y el corazón,  agresivo física y técnicamente que la historia y la idiosincrasia futbolística le ha otorgado como marca distintiva “al Treinta y Tres”.
Dicho esto, poniendo en primer lugar la actitud combativa en defensa y ataque de los albiceleste mas el muy buen partido de Gonzalo Lemes, explicación individual del triunfo decano, debo decir que San Lorenzo murió en su ley, intentado protagonizar, basado en su juego atildado de pases horizontales y el intento preciosista de jugar bonito, pero careciendo gravemente de justeza y precisión, es mas fue casi abúlico el azulgrana carente totalmente de dinámica, termino en un fulbito que nunca pareció exigir seriamente a Larrosa, salvó en una o dos jugadas del primer tiempo donde apareció Víctor Goldaracena.
Y al revés del fin de semana anterior donde Peñarol le achicó el espacio hacia atrás a Treinta y Tres, San Lorenzo se lo agrandó y por si fuera poco con dos zagueros que nunca encontraron la medida para jugar escalonados y con una diferencia nunca corregida en el primer tiempo de Lemes contra Agriela donde había una diferencia de 15 años de futbol y seguramente demás 20 kilos de potencia a favor del albiceleste.
Un error de Gadea al despejar y una prepotente definición de Lemes ponían en ventaja al decano y tiraban por el piso todas las especulaciones previas, y a partir de ahí el buen trabajo de Larrosa y Silveira, mas la muy buena labor de Romero, no tan expuesto como el sábado, transformaron el partido que además encontraba en Guzmán Furtado una salida por derecha y en Diego Da Silva un buen compañero de faena por el otro lateral.
Pero una vez mas "el karma” azulgrana aceleró la definición del partido, las expulsiones.
 San Lorenzo, sus jugadores mejor dicho parece no entender una concepción básica del juego, es mas porfían en demostrar lo contrario, San Lorenzo para poder plasmar adecuadamente su juego de apoyos y tenencia de pelota debe basarse en dos premisas, o juega con mucha habilidad o impone superioridad numérica por detrás de la línea de la pelota para tener receptores libres siempre que empieza a jugar la pelota lateralmente para provocar el error rival, a eso juega san Lorenzo, por eso tiene ese toque de pelota que desarma a los rivales y los frustra, pero cuando pierde un jugador por expulsión ya debe solamente apelar a la habilidad y ni hablemos cuando pierde 2, en todos los partidos que hemos visto a San Lorenzo, aun cuando a goleado le han expulsado jugadores, esta vez fue William Alzueta al terminar el primer tiempo y Víctor Goldaracena al comenzar el segundo, demasiado hándicap.
Con 9 jugadores y con un  rebelde intento de Graví, Moreira y Castillo intentó San Lorenzo apretar a un Treinta y Tres que inteligentemente  se retrasó y se agazapó, sabía que Larrosa y Silveira ganarían las divididas y eso es una tranquilidad impagable.
Cuando el tiempo corrió y San Lorenzo arriesgó el 1 contra 1 en defensa para sumar apoyos, dejó el decano a Yamandu Tabeira contra la derecha y de no mediar que sus compañeros lo vieron sobre el final recién, el Yama debió liquidar el partido mucho antes porque jugó casi que solo todo el segundo tiempo y eso con su calidad técnica es demasiada ventaja.
Debo decir que para mi hubo un claro penal en el área decana cuando estaban 1 a 0 pero eso para nada opaca ni el triunfo albiceleste ni el buen arbitraje de Perrugoria, es cuestión de interpretación y la interpretación es particular, Piriz cae sobre el balón y apoya su mano izquierda sobre él, en una invasión de Manuel Graví, pero insisto es interpretación y confieso que escribo esto sin ver la repetición, es lógico que a 10 metros vas a ver más que yo a 150 pero para mí fue penal.
Así con el gol de Tabeira Treinta y Tres cerró el partido y al que todos daban por muerto resucitó, como dice la canción, “y se acabó la diversión llegó el comandante y mandó parar” porque amigos, amigas del futbol olimareño, el decano podrá estar dividido, peleado, podrá estar jugado poco y nada…pero es “el Treinta y Tres” el único equipo olimareño que alguna vez ganó algo.

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