Beethoven Javier
La nota fue publicada en el blog del hombre de Rincón, hoy por la capital, Roberth Arismendi. Editamos solo un pedacito, ya que el Coco Javier, se manda con unas historias fabulosas. Si gusta saber mas de ellas, al final del artículo, hay un link para ingresar a la nota completa. Pasen y lean
LA LIGA DEL VIEJO LARROSA
"En Treinta y Tres, en mi época, el baby fútbol no existía. Existía el campeonato del viejo Larrosa, un viejo de mi barrio que organizaba partidos en que intercalaba jugadores chicos, grandes, medianos y hacíamos rondas con las chiquilinas.
Por ahí yo tenía seis, siete u ocho años y jugaba con gurises de diez, once. En cada barrio había alguien que organizaba. Pero nosotros teníamos la suerte de tener al viejo Larrosa, que era un organizador de primera".
"Él había hecho las canchas en lo que se llamaba La Chacra de Silva y hoy, cuando voy a Treinta y Tres lo veo y me recuerdo, es un complejo habitacional. Esa chacra era lo más disfrutable que existía. Cuando terminaban los partidos nos divertíamos en la laguna y los fines de semana competíamos con otros chiquilines del pueblo. Yo jugaba en un equipo, dentro de esa creación loca del viejo Larrosa, al que le había puesto de nombre El Armiño. Nos había conseguido para El Armiño, unas camisetas que eran como el equipo de Boca pero todo rojo y con la franja verde. Era el sueño de todos nosotros vestirnos con un equipo de esos, El Armiño, El Artigas, había otro que se llamaba Tabaré, otro Cruz Alta, otro Rodó, otro Huracán..."
"Los equipos se los mandaban desde Montevideo y cuando llegaba algún juego de esos equipos deportivos a Treinta y Tres era una cosa sensacional. Entonces eran campeonatos de niños pero no estaban marcados por las edades; es más, yo me acuerdo que a veces jugaba de golero y como era muy chiquito y los arcos eran de caña de bambú, el horizontal me lo adaptaban a la medida. A los que éramos muy chiquitos nos bajaban el travesaño. El viejo Larrosa era un fenómeno".
"En Treinta y Tres, en mi época, el baby fútbol no existía. Existía el campeonato del viejo Larrosa, un viejo de mi barrio que organizaba partidos en que intercalaba jugadores chicos, grandes, medianos y hacíamos rondas con las chiquilinas.
Por ahí yo tenía seis, siete u ocho años y jugaba con gurises de diez, once. En cada barrio había alguien que organizaba. Pero nosotros teníamos la suerte de tener al viejo Larrosa, que era un organizador de primera".
"Él había hecho las canchas en lo que se llamaba La Chacra de Silva y hoy, cuando voy a Treinta y Tres lo veo y me recuerdo, es un complejo habitacional. Esa chacra era lo más disfrutable que existía. Cuando terminaban los partidos nos divertíamos en la laguna y los fines de semana competíamos con otros chiquilines del pueblo. Yo jugaba en un equipo, dentro de esa creación loca del viejo Larrosa, al que le había puesto de nombre El Armiño. Nos había conseguido para El Armiño, unas camisetas que eran como el equipo de Boca pero todo rojo y con la franja verde. Era el sueño de todos nosotros vestirnos con un equipo de esos, El Armiño, El Artigas, había otro que se llamaba Tabaré, otro Cruz Alta, otro Rodó, otro Huracán..."
"Los equipos se los mandaban desde Montevideo y cuando llegaba algún juego de esos equipos deportivos a Treinta y Tres era una cosa sensacional. Entonces eran campeonatos de niños pero no estaban marcados por las edades; es más, yo me acuerdo que a veces jugaba de golero y como era muy chiquito y los arcos eran de caña de bambú, el horizontal me lo adaptaban a la medida. A los que éramos muy chiquitos nos bajaban el travesaño. El viejo Larrosa era un fenómeno".
para leer más
No hay comentarios:
Publicar un comentario