lunes, 29 de septiembre de 2008

NUEVOS ANIVERSARIOS

A 18 años del sueño de un grupo de amigos
Real Caterequé Fútbol Club
El saludo a todos quienes acompañaron una fiesta

1990 - 29 septiembre - 2008
Este espacio, lo usurpo sin el permiso del Redactor Responsable, pero quisimos dar dos ejemplos olimareños.

Uno, la fortaleza de un grupo de amigos que sin jugar muy lindo, pudo obtener la gloria de un torneo de fútbol, entre sus pares. Tal vez una de las explicaciones, puedan ser cosas que detallamos mas abajo o tal vez no. Vaya uno a saber.
La Segunda, el aprovechamiento del espacio y la invitación a todos los amigos que tengan cosas para contar. Sucesos a relatar. Anécdotas a compartir. Fotos y recuerdos para intercambiar, sepan que este blog esta ansioso por nutrirse de ellos y por supuesto solo alcanza con su voluntad y que nos arrimen el material.
foto histórica de Pablo Gándaro, el eterno capitán, Carlos Malvárez (también conocido como el terror de las paredes), marca el primer gol de la historia a la salida de una falta. Ese día empatamos a 3 con un equipo de una obra. Primera y única vez que se usaron las camisetas del Palermo, del Barrio Sosa.


El Real Caterequé Fútbol Club, ya con nombre difícil y filosofía aún mas intrínsica tiene su origen etimológico por una deformación de la conocida palabra criolla Catereté y que en este caso fué pronunciada por primera vez en Brasil (que Gard, Garrido y Gorzy busquen), CATEREQUE.
Esa palabra había que salvarla y cosas de la vida, fué utilizada en la demolida cancha de "los Mormones" por Manuel Meléndez un 29 de septiembre. Ese día perdió el Caterequé los dos partidos que jugó, pero nació bajo la impronta que se hizo eco en las Crónicas del Angel Gris de Alejandro Dolina, en su párrafo Instrucciones para elegir en un picado...


"Cuando un grupo de amigos no enrolados en ningún equipo se reúnen para jugar, tiene lugar una emocionante ceremonia destinada a establecer quienes integraran los dos bandos. Generalmente dos jugadores se enfrentan en un sorteo o pisada y luego cada uno de ellos elige alternadamente a sus futuros compañeros. Se supone que los mas diestros serán elegidos en los primeros turnos, quedando para el final los troncos. Pocos han reparado en el contenido dramático de estos lances. El hombre que esta esperando ser elegido vive una situación que rara vez se da en la vida. Sabrá de un modo brutal y exacto en que medida lo aceptan o lo rechazan. Sin eufemismos, conocerá su verdadera posición en el grupo. A lo largo de los años, muchos futbolistas advertirán su decadencia, conforme su elección, sea cada vez mas demorada.

Manuel Mandeb, que casi siempre oficiaba de elector, observó que sus decisiones no siempre recaían sobre los más hábiles. En un principio se creyó poseedor de vaya a saber que sutilezas de orden técnico que le hacían preferir compañeros que reunían ciertas cualidades.

Pero un día comprendió que lo que en verdad deseaba, era jugar con sus amigos más queridos. Por eso elegía a los que estaban mas cerca de su corazón, aunque no fueran tan capaces.

El criterio de Mandeb, parece apenas sentimental, pero es también estratégico. Uno juega mejor con sus amigos. Ellos serán generosos, lo ayudarán, lo comprenderán, lo alentarán y lo perdonarán un equipo de hombres que se respeta y se quiere, es invencible. Y si no lo es, vale compartir la derrota con amigos que la victoria con los desconocidos o indeseables" .


Y fué nomás como se pronosticaba. Los primeros torneos, ganados al galope e invictos. El triunfo trajo nuevos amigos, excelentes amigos, pero ya éramos muchos. También mucha gente que se arrimó, incluso Campeones y referentes nacionales de la especialidad. En los siguientes dos años, jugamos tres finales más que se perdieron como le gusta al hincha "peliando". Varias veces en semifinales.
Uno de los grandes triunfos, fue en el hecho de las tres finales perdidas, cosas que pasan. Nosotros estábamos todos bañaditos celebrando hasta donde habíamos llegado, la misma noche de la derrota y JUNTOS y quienes nos ganaron, cada cual en su casa. Por aquel entonces el Bar Sirocco. Sale uno "bien frappe, Beto"

Por "carpetiar" con aquella época, nos dábamos dique con nuestros pequeños triunfos deportivos. En esos años 1991 - 1992, el mejor salonismo del país, estaba en Treinta y Tres. La selección era campeona en todas las categorías. JAVE, era campeón nacional de clubes en Florida. O sea por propiedad transitiva, como enseñaba el Paco Borche, éramos los mejores del fútbol de salón amateur a nivel nacional.

A estas horas y se que mis compañeros me van a entender quiero cerrar esta breve nota con alguien que en la cancha y fuera de ella nos dió una gran mano. El "veterano" (aunque corría mas que nosotros) que siempre hay que tener en todo equipo. Luis "Capo" Sosa (foto) que hace pocos meses nos abandonó en cuerpo, pero que marcó nuestro espíritu.

Por eso, por la amistad conquistada, por los partidos entrañables, por los goles errados, por los rivales amigos de toda una época. Por la camisetas que nunca pudimos comprar (las rossoneras). Por las rifas, los viajes, los adhesivos. Por las horas vividas. Por las copas que no levantamos. Por los triunfos fuera de la cancha, por los amigos y los triunfos por venir. Por las concentraciones con fideos con tuco en lo del "Tapita". Por la sobriedad de don Jorge, aunque lo quemáramos en una foto. Por el ojo atento de Pablo en las fotos que nos pone con su pericia, otra vez en aquellos días y algunas instantáneas son arte puro. Por la damajuana de Todeschini que se perdió en el balance de Villa Pequeña, para la hinchada que llenó el San Lorenzo y a cada gol bajaba a la cancha, hicimos seis en esa final, con el ruido y el apoyo que metieron, no podíamos perder nunca, Mario Peralta, juez de esa noche, no recordaba nunca una hinchada así. Por Ricardito, que diagramó el escudo final que lucimos hasta ahora. Por la bandera que cosió de apuro una muchacha novia de un integrante del plantel. Por cada uno de los momentos, lindos y de los otros.





Siempre roncará el Real Caterequé Fútbol Club.

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